La historia del Himno Nacional Mexicano

Himno nacional mexicano

Luego de acontecimientos históricos y la necesidad de buscar una identidad a la nación, surge el Himno Nacional Mexicano. Formando parte de los símbolos patrios del país, representa un grito de fuerza durante la época de la conquista.

Aceptar este canto por los mexicanos fue una travesía de grandes dificultades y rechazo. Una actitud que surgía como consecuencia del autor de la composición. Entonces ¿cómo logro ser decretado un símbolo patrio?, esto es analizado con profundidad en el siguiente contenido.

Inicios de la creación del Himno Nacional Mexicano

En México antes de la conquista española, el himno era algo totalmente desconocido. Efectivamente, los españoles fueron los propulsores, a través de sus tradiciones con himnos religiosos. Con el propósito de arrebatar tierras ajenas, inculcaron su cultura al pueblo mexicano. La situación del país era débil y la sociedad solo cedía ante los valores extranjeros.

Himno nacional mexicano

Para 1761, los mexicanos adoptaban un himno de España, llamado Marcha Real. A pesar de no ser propio de la nación, representó un canto importante durante la lucha de independencia mexicana.

El incentivo de un canto revolucionario se remonta en el año 1821, muchas composiciones fueron elaborados, pero sin perseverar en la nación. Con la independencia y en honor Agustín de Iturbide, José Torrescano presentó un modelo que, luego José María Garmendia reemplazó. Este mantenía el propósito y la letra del canto, pero resaltando a Iturbide como el emperador del pueblo.

Próximamente, tales composiciones serian historia con el gobierno republicano que sustituye el canto inicial.

En la república centralista, celebrando la estadía de Antonio López de Santa Anna en 1844, se musicaliza un poema anónimo. Más adelante solo sería un agrado a su gobierno que gozaría de poca relevancia nacional.

La planificación de concursos para obtener un Himno Nacional Mexicano

En los posteriores años encontrar un Himno representó una batalla de individuos constantes. Realmente, la cantidad de concursos fue considerable y exigió de un largo tiempo.

En 1850, un reconocido músico italiano, de nombre Antonio Barilli, se convenció de originar un himno que fuera aprobado. Por esta razón, escribió dos composiciones de los cuales ninguna llamo la atención. A partir de ese acontecer, otros intérpretes decidieron mostrar sus ideas como lo fue Max Maretzek. Así transcurrió la competencia que no llegaba a un fin siendo interminable durante largos periodos.

Anhelando resultados certeros, el entonces Presidente que aún se mantenía en el poder, decide planificar un doble concurso. La idea de Antonio López de Santa Anna, aludía a dos fases. En primer lugar, encontrar un poema con la esencia patriótica de la nación. En segundo lugar, elegir entre los concursantes la musicalización perfecta. Con estos dos elementos, el presidente decretaría el nuevo Himno Nacional de México.

Gracias a la creación de una letra impecable, Francisco González Bocanegra resulto el ganador. Este anuncio deslumbraba en el Diario Oficial del gobierno de la República Mexicana, finalmente el pueblo obtenía una composición representativa. Al poco tiempo comenzó la búsqueda musical, quien Giovanni Bottesini originó y se mostró triunfante.

¿Cuál fue la inspiración de Francisco González Bocanegra?

González compuso una letra, sin el ánimo de participar, su motivación estuvo relacionada con el acompañamiento de su esposa. Ambos pensaron en crear una letra significativa en los lugares de una habitación encerrada.

Cabe mencionar que González Bocanegra, residía desde pequeño en tierras mexicanas siendo de origen español. Es así como con el mandato de Guadalupe Victoria sufrió las consecuencias de sus ideas contra los españoles. Todos fueron expulsados, una ira que México mantenía por el daño causado. Después con la independencia de mexicana, decide regresar y entonces establece relaciones con grandes poetas de la ciudad. 

Se cree firmemente que la inspiración de un mensaje de defensa y  digno del territorio, derivaba de la Invasión española. A lo largo de las estrofas, se puede evidenciar como la nación experimentaba con coraje aquellos ataques de fuerzas extranjeras.

En 1855 busca escapar de las amenazas que surgían durante la revolución Ayutla. El hecho de defender al dictador de la época, lo convertía en uno de los enemigos principales del nuevo gobierno. Por eso, decide convivir con un tío, hasta que en 1861, con 37 años muere.

La musicalización continuó siendo un problema

Si bien es cierto, la obra de Giovanni Bottesini había sobresalido entre los demás participantes, siendo el ganador oficial. Como cosa extraña, esto no terminaba de concretarse y la finalización del Himno aún esperaba. Se acusaba al Italiano de faltar a las normas del concurso, ya que supuestamente mostró su propuesta a otros.

Nuevamente, se establecen fechas de concursos para la musicalización. Aunque siguieron transcurriendo los días y no se encontraba un intérprete ganador. Específicamente, luego de 180 días, el español de nombre Jaime Nunó Roca vence las expectativas del jurado.

Nunó Roca era el director de las bandas militares, además,  gozaba de cercanía y amistad con el entonces presidente. Una ventaja que favoreció su victoria, el 12 de agosto de 1854 con la obra del seudónimo “Dios y Libertad”.

De cualquier forma, México ya contaba con un Himno. La inauguración del mismo, aconteció un momento histórico siendo dirigido por Giovanni Bottesini, en el teatro Santa Anna.

Modificación del Himno

En 1855 el himno pierde valor, ya que el gobierno de Santa Anna es concretado y sustituido por los liberales. Aquí inicia la llamada Revolución de Ayutla, en contra de todas las ideas del antiguo gobierno. Por supuesto que el himno fue uno de los factores que se intentó dejar en el pasado. Sin embargo, este se mantuvo y muchos lo fueron adoptando.

En la revolución, personajes como Benito Juárez optaba por el himno Marselle. Más adelante en el mandato de Sebastián Lerdo de Tejada, el himno de los santanista regresa. Tejada había colaborado en las convocatorias de los concursos y admiraba su letra. Por ende, decide resaltarlo pero realizándole ciertas modificaciones.

En el posterior gobierno, dirigido por Porfirio Díaz, el himno sigue siendo empleado con frecuencia, sobre todo en ceremonias. Por su parte, Díaz recibe mensajes donde aseguran que el compositor Jaime Nunó residía en la ciudad de Nueva York. Inmediatamente, el presidente mexicano lo invita al país, ofrecimiento que Nunó acepto.

El recibimiento no fue agradable para el compositor, por lo que decide volver a los Estados Unidos. Más tarde, en 1904 otra vez emprende un viaje a tierras mexicanas, puesto que el himno cumplía  50 años.

Aprobación oficial del Himno Nacional Mexicano

Luego de varios acontecimientos y una imparable búsqueda de un himno oficial, el himno santanista logra ser aprobado.

En 1943, Manuel Ávila Camacho efectúa el decreto oficial del Himno Nacional Mexicano. Limitando sus estrofas, es reducido a  4 junto con el estribillo. Por fin, la nación contaba con un canto legal sin sufrir modificaciones.

Se agrupa con los demás símbolos patrios, siendo entonces; la bandera, el escudo y el himno nacional.

¿Cuál es era la letra original?

El himno compuesto por Francisco González Bocanegra constaba de 10 estrofas. De acuerdo a su modificación, solo son cantadas el estribillo y las estrofas I, V, VI y X.

(Coro)
Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retiemble en sus centros la tierra
Al sonoro rugir del cañón.
 
I
Ciña ¡Oh Patria! Tus sienes de oliva
De la paz el arcángel divino,
Que en el cielo tu eterno destino
Por el dedo de Dios se escribió.
Más si osare un extraño enemigo
Profanar con su planta tu suelo,
Piensa ¡Oh Patria querida! Que el cielo
Un soldado en cada hijo te dio.
 
II
En sangrientos combates los viste
Por tu amor palpitando sus senos,
Arrostrar la metralla serenos,
Y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas,
De tus hijos inflama la mente,
Los laureles del triunfo, tu frente,
Volverán inmortales a ornar.
 
III
Como al golpe del rayo la encina
Se derrumba hasta el hondo torrente
La discordia vencida, impotente,
A los pies del arcángel cayó.
Ya no más de tus hijos la sangre
Se derrame en contienda de hermanos;
Solo encuentre el acero en tus manos
Quien tu nombre sagrado insultó.
 
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
Te defiende la espada terrible,
Y sostiene su brazo invencible
Tu sagrado pendón tricolor.
Él será del feliz mexicano
En la paz y en la guerra el caudillo,
Porque él supo sus armas de brillo
Circundar en los campos de honor.
 
V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
De la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
En las olas de sangre empapad.
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle,
Los cañones horrísonos truenen
Y los ecos sonoros resuenen
Con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
 
VI
Antes, Patria, que inermes tus hijos
Bajo el yugo su cuello doblegue,
Tus campiñas con sangre se rieguen,
Sobre sangre se estampe su pie.
Y tus templos, palacios y torres
Se derrumben con horrido estruendo,
Y sus ruinas existan diciendo:
De mil héroes la patria aquí fue.
 
VII
Si a la lid contra hueste enemiga
Nos convoca la trompa guerrera,
De Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! Valientes seguid.
Y a los fieros bridones les sirvan
Las vencidas enseñas de alfombra:
Los laureles del triunfo den sombra
A la frente del bravo adalid.
 
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
El guerrero a contar su victoria,
Ostentando las palmas de gloria
Que supiera en la lid conquistar.
Tornáranse sus lauros sangrientos
En guirnaldas de mirtos y rosas,
Que el amor de las hijas y esposas
También sabe a los bravos premiar.
 
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
De la Patria en las aras sucumba
Obtendrá en recompensa una tumba
Donde brille de gloria la luz.
Y de Iguala la enseña querida
A su espada sangrienta enlazada,
De laurel inmortal coronada,
Formará de su fosa la cruz.
 
X
¡Patria! ¡Patria! Tus hijos te juran
Exhalar en tus aras su aliento,
Si el clarín con su bélico acento
Los convoca a lidiar con valor.
¡Para ti las guirnaldas de oliva;
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria;
¡Un sepulcro para ellos de honor!

¡La valentía de los mexicanos!

El himno es el mensaje perfecto donde los mexicanos demuestran su fuerza ante las amenazas extranjeras. Un pueblo que está decidido a enfrentar los abusos de poder. Nada logrará otra vez, robar territorios que solo pertenecen a la nación. 

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