Desde siempre, el hombre ha buscado la verdad sobre la existencia. Por tal razón, se han originado una gran cantidad de teorías que sobresalieron en su momento, pero que luego fueron suplantadas por nuevos fundamentos. Entre ellas, la teoría geocéntrica, también llamada modelo geocéntrico.
Entender su fundamento resultará de utilidad para conocer los principios del universo. Para ampliar más el tema, abordaremos el origen y las características de esta teoría.
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Origen de la teoría geocéntrica
La teoría geocéntrica tenía como fundamento el principio de que la Tierra era el centro del universo. Este postulado, aseguraba que la Tierra permanecía inmóvil mientras que los planetas y los astros giraban a su alrededor. Se cree que fue creada por el filósofo Aristóteles. Además, fue mantenida y ampliada por Ptolomeo. Posteriormente, mejorada con la teoría heliocéntrica de Copérnico.
La teoría geocéntrica tiene su origen en los tiempos en los que Platón aseguraba que la tierra estaba localizada en el centro del universo. También, que los planetas y las estrellas la rodeaban girando en círculos.
Se basaba en una tesis mítica, explicada en su libro titulado La República, que denominó “El mito de Er”. Donde se hace una semejanza entre su idea de la mecánica del cosmos y el mito que reseña el «el huso de la Necesidad». Todo esto, con la finalidad de describir el movimiento de los cuerpos que giraban alrededor de la Tierra.
La teoría de Eudoxo
Durante el año 485 a. C., existió un seguidor de las ideas de Platón, cuyo nombre era Eudoxo, un matemático, filósofo y astrónomo. Asimismo, publicó un libro titulado “Las velocidades”, donde se detalla el movimiento de los astros por medio de un sistema de cuatro esferas designadas a cada uno.
En ese sentido, planteaba que la Tierra era esférica y que se encontraba ubicada en el centro del sistema. De igual forma, que alrededor de ella se alternaban tres esferas concéntricas, las cuales eran: una externa con una rotación de 24 horas y trasladaba las estrellas inmóviles. Otra en la mitad que giraba de este a oeste con una duración de 223 lunaciones. Finalmente, una interior que contenía a la Luna y con un periodo de rotación de 27 días más cinco horas y cinco minutos.
Rotación de los cinco planetas y las esferas concéntricas
El movimiento de los cinco planetas se explicaba confiriendo cuatro esferas a cada uno. Por otro lado, en el caso de la Luna y el Sol requerían de tres esferas cada uno. Aristóteles fue quien mejoró el planteamiento de Eudoxo, proponiendo al planeta Tierra como el centro del universo. Mientras que los cuerpos celestes se alternaban a su alrededor dentro de esferas que giraban de forma concéntrica.
En la antigüedad, la idea de que la Tierra era el centro del universo fue aceptada. Para las personas de esta época, el universo era el que se movía en torno a la Tierra, la cual para ellos era un punto inmóvil. Sin embargo, no fue sino hasta la evolución de las civilizaciones y después de siglos de estudio que los astrónomos antiguos de Babilonia y Egipto tuvieran la primera noción de la forma de la Tierra y su localización en el espacio.
La teoría de las esferas concéntricas, creada por Eudoxo y continuada por Aristóteles, fue apartada por no poseer un sistema eficiente y preciso que sirviera de base para este postulado.
La propuesta de Ptolomeo
Ahora bien, la propuesta de Ptolomeo se basa en un modelo bastante similar al de Aristóteles, fue competentemente flexible para ajustar sus observaciones durante muchos siglos. El sistema ptolemaico fue creado por Claudio Ptolomeo un astrónomo de Alejandría, en el siglo II d. C. Su obra titulada “El almagesto” explica su concepción de la mecánica planetaria y de los astros.
Este sistema ptolemaico tiene su basamento en la idea de la existencia de una gran esfera externa denominada el motor inmóvil. En concreto, es una esencia o éter que motoriza al mundo sensible, conservándose inmóvil y perfecto.
Este modelo se basa en la idea de que cada planeta depende del movimiento de dos o más esferas: una que se refiere a su deferente, que es el círculo de mayor tamaño centrado en la Tierra. Por otro lado, una que corresponde al epiciclo, que es el círculo menor que se mueve a lo largo del deferente girando con un movimiento uniforme.
El sistema también incluye la idea del ecuante, que es un punto externo contiguo al centro de la Tierra. Desde el cual se aprecia que los planetas se mueven a una velocidad constante. Los aportes realizados por Ptolomeo a la teoría geocéntrica fueron la idea del epiciclo, el deferente y el ecuante. Dichos aportes perfeccionaron las primeras hipótesis propuestas por Apolonio de Perga e Hiparco de Nicea.
Las esferas de la teoría de Ptolomeo, se establecieron comenzando por la Tierra, la más próxima era la Luna, y luego, seguían Mercurio y Venus. Posteriormente, se encontraban el Sol, Marte, Júpiter y los más distantes que eran Saturno y las estrellas estáticas. El sistema resultante fue creíble para Occidente, pero la Modernidad lo catalogó de complicado. Sin embargo, el pronóstico de varios movimientos celestes fue un logro admisible para la época en la que se originó.
La teoría geocéntrica y sus características
Las características que posee la teoría geocéntrica son las siguientes:
- Existen dos mundos: el corpóreo que puede ser cambiado y se encuentra en constante movimiento. El otro es perfecto, puro, estático y no puede ser cambiado, es la esencia de todo movimiento en su entorno.
- El centro del universo es la Tierra.
- Los planetas se mueven dentro de cuatro esferas concéntricas y transparentes.
- El Sol y la Luna se mueven dentro de tres esferas cada uno.
- No existe un vacío en el universo.
- El universo es finito.
- El término ecuante, se refiere al punto que estandariza el movimiento astral y planetario con relación a la Tierra.
- El deferente es el círculo más externo de la Tierra sobre el que el epiciclo se mueve y gira.
- Mercurio y Venus son los planetas interiores.
- El término epiciclo es la trayectoria circular de los planetas.
- En la Modernidad, una de las tesis más importante fue la teoría heliocéntrica creada por Nicolás Copérnico. La cual, se estableció con la finalidad de corregir el sistema aristotélico y ptolemaico, no para suplantarlo.