Codamozza es una Balaenoptera physalus que habita en el Mediterráneo, se le apodó de esta manera luego de su avistamiento en el año 2005. Para entonces, viajaba con un andar que llamó la atención del Instituto de Investigación Tethys, el nombre se traduce a platijas acortadas, debido a que su aleta no se sumergía por completo. Observándola un poco más, notaron que se debía a que le faltaba la parte izquierda de sus aletas, en ese entonces, podía andar con sus dificultades, pero era bastante notable.
Durante muchos años esta ballena rondó por el Santuario de Pelagos, ganándose de alguna forma el corazón de los trabajadores de Tethys. Quienes se interesaron por su situación y vivieron inspirados por la manera en que día a día lidiaba con su pesar. Para ese momento, Codamozza contaba con su cola, hasta octubre del año pasado que se le vio nuevamente, pudieron reconocerla, pero esta vez la había perdido completamente.
Los problemas que esto conlleva para la especie en cuestión son notorios y lamentables, para una ballena su cola es el motor de desplace y principal herramienta al sumergirse. Ahora, le cuesta trabajo alimentarse, pues no logra nadar hacia profundidades en busca de su comida, afectando directamente su nutrición. Aunque no se ha comprobado, se cree que el motivo de su lesión se deba a las hélices de algún barco o alguna red en la que estuvo atrapada bajo mucha fuerza.
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Así es la historia de Codamozza
Esta ballena es noticia una vez más, porque se le reconoció en las costas de Catania durante el mes de junio, siendo custodiada por guardacostas para evitar choques con los buques y evaluar su comportamiento. Los investigadores concuerdan con que la ballena ha explorado inmensidades, ya adaptada a su condición, pero que se le ve desnutrida, pese a que puede moverse rápidamente, no le es posible sumergirse lo suficiente para obtener sus alimentos.
Seguro te preguntarás ¿Cómo es que Codamozza ha sido reconocida en distintas oportunidades? Pues, sus características resaltan y cómo se mantiene en la superficie es sencillo reconocerla cuando está más a la vista de quienes tienen pista de ella, como la guardia costera u organizaciones sin fines de lucro que andan al tanto del caso. Desde que se le vio por primera vez, se tienen registro fotográficos y descripciones precisas de ella, así que con un par de verificaciones cada vez que aparece, han podido descifrar que se trata de la misma ballena, la cual sigue luchando.
Instituto Tethys, protectores de Codamozza
Para Tethys es importante la concientización del público, sabiendo que es menor la población con conocimientos científicos respecto a estos animales. Así que su trabajo se basa en involucrar al público, comparten su visión y lo que saben con voluntarios que se inscriban a sus programas. Trabajan desde 1986, su primera sede fue el Acuario Cívico de Milán, y ahora están también en Grecia, lo más apreciable de ellos, además de invitar a las personas, es que creen que estas especies deben tratarse directamente en su hábitat. Por lo tanto, procuran no tenerlas en cautiverio, es por ello que perdieron la pista de Codamozza más de una vez.
Sin embargo, son responsables de las mayores investigaciones sobre cetáceos en el Mediterráneo, aportando mucho a la protagonista de esta historia. Codamozza forma parte de su catálogo de animales, con el cual pueden identificarlos luego. Así que tras una revisión concluyeron que, en efecto, la ballena que aparecía nuevamente en sus cercanías era la misma, la de octubre y otras ocasiones, así que Codamozza parece nadar sin detenerse.
Sus investigadores afirman que, no se trata de que Codamozza fue perdiendo parcialmente sus aletas desde el avistamiento del 2005, sino que tuvo un segundo accidente, donde pierde completamente la cola. Puede que el sufrimiento de la ballena se deba a que fue víctima del lamentable tráfico de estas especies y en un intento fallido ha sufrido las consecuencias. Pero las hipótesis siguen abiertas sin certeza de alguna, a todas estas se mantiene la idea de que la hélice de un barco, una red o colisión puedan ser los causantes de sus lesiones. Codamozza ha sabido resistir y adaptarse por años, no obstante, lo que resulta un verdadero problema sin solución cercana, es que le es complicado buscar su comida, por ende podría morir por desnutrición.
Su largo viaje y regreso al santuario
El más reciente avistamiento se dio el 22 de junio de este año, esta vez, retoma el sitio que le sirvió de hogar por tantos años, se acercó hasta el Santuario de Pelagos. Semanas anteriores se le había visto por una zona en la que transitan gran cantidad de ferris, así que, para evitar colisiones, fue escoltada por un rato. Pudieron notar de inmediato que mantiene una velocidad de 100km por día, además de que ha recorrido extensas aguas, esto es parte de su lucha, pues no lo ha hecho sólo porque sea gran exploradora, sino en búsqueda de lugares donde la comida esté más a su alcance.
No es que a Codamozza se le había perdido la pista todos esos años, algunos de sus registros son de 2006, 2009, 2013 y 2018. Fue en 2019, calculan que entre agosto y septiembre, cuando al verla ya se apreciaba un muñón, lamentablemente ya a Codamozza se le había desprendido toda su cola, ese avistamiento se presentó en S. Jean Cap Ferrat.
Se calcula que lleva al menos 20 años viviendo bajo estas condiciones, aunque ahora parece ser más preocupante que antes. Sin embargo, se espera que para esta temporada puede alimentarse, ya que es buena época para ellos en el Santuario, además tiene oportunidad en el Mar de Liguria y el Mar de Córcega, ambiente característico para las ballenas de su tipo.
La Institución Tethys, también trabaja a favor de un programa donde evalúan la situación de colisión de barcos contra ballenas e intentan llegar a una solución beneficiosa para ambas partes. Asimismo, están pidiendo respeto y discreción en este momento, para resguardar al máximo la vida de Codamozza.