El barco es uno de los inventos más importantes en la historia de la humanidad. En ellos, se pueden realizar largas rutas por encima del agua, alcanzar lugares lejanos, pero ¿alguna vez has pensado por qué no se hunden los barcos? Es una interrogante muy común. Por ello, en el siguiente apartado hablaremos sobre estos datos interesantes.
El barco es el medio que supuso un antes y un después en la historia de la humanidad. Se pueden encontrar barcos de todo tipo de tamaños y forma. Pero hoy en día, por lo general son construidos con materiales muy pesados. Lo que hace pensar, ¿tiene algo que ver el peso? A continuación lo aclaramos.
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¿Cuáles son las condiciones para que un barco flote?
Para comprender el por qué no se hunden los barcos se deben revisar dos condiciones:
- La densidad: para que un barco no se hunda y pueda flotar, debe ser menos denso que el material donde flotará. De lo contrario, se hundirá.
- Su forma física: debido a que la cantidad de líquido que se desplaza por el objeto dependerá de su forma.
Un claro ejemplo puede ser: cuando se fabrica un barco de papel metálico, podrá flotar porque su forma física lo hará desplazarse. Desde luego, dependiendo si la cantidad del líquido por el que recorrerá es superior al de su propio peso.
Por otro lado, al tomar el barco de papel y se le cambia su fisionomía por una bola de papel sólida, al sumergirla al agua, se hundirá. La razón de esto es porque su nueva forma no le permitirá mover el volumen de agua adecuado a su propio peso.
¿Qué se necesita para que un barco flote?
Primero que nada, para poder establecer como barco una figura simétrica, debe reunir las siguientes características:
- Flotabilidad.
- Estabilidad.
- Movilidad.
- Capacidad de carga.
- Rigidez.
- Resistencia.
- Gobernabilidad.
- Estanqueidad
Entonces, ¿por qué no se hunden los barcos? El principio de Arquímedes lo dice todo
Para poder entender por qué no se hunden los barcos, es importante hablar del principio de Arquímedes. El físico estableció que, cuando se sumergía un barco en el agua, aparecía una condición donde desalojaba una parte del volumen que ocupaba en el agua, empujándolo hacia afuera.
Por lo tanto, el agua iría empujando al barco en todas direcciones y de manera perpendicular al casco hacia dentro. El principio de Arquímedes se basa en establecer que una fuerza empuja el barco hacia arriba haciéndolo flotar. Ya que al sumergir un objeto en el agua, el mismo flotará gracias a una fuerza igual al peso del líquido que lo desplaza.
Para establecer esta definición, el mismo Arquímedes se sumergió en una bañera llena de agua. Al hacerlo, pudo llegar al análisis de que cuando un cuerpo se sumerge en un líquido, aparece un empuje vertical, directamente proporcional al peso del líquido desalojado. Por esto, los ingenieros se basan en este principio para diseñar los barcos y, que de esta manera, sean más ligeros. Todo se basa en las leyes y principios de la física.
